Infraestructuras alerta por retrasos en obras de prevención clave
Preocupación creciente por el impacto de los retrasos en obras esenciales
La Conselleria de Infraestructuras de la Comunidad Valenciana ha lanzado una advertencia contundente sobre los retrasos acumulados en proyectos de prevención considerados prioritarios. Estas actuaciones, fundamentales para la seguridad y la resiliencia de muchas zonas del territorio, se encuentran detenidas o ralentizadas, manteniendo expuestos a los ciudadanos a los mismos riesgos de inundación, deslizamientos de tierra e incendios forestales que hace años.
Román Ceballos, titular de la Conselleria, ha puesto el foco en la falta de continuidad y ejecución efectiva por parte del anterior gobierno autonómico, lo que está entorpeciendo una respuesta eficaz ante amenazas ambientales cada vez más presentes y agresivas debido al cambio climático.
Obras de emergencia en sectores sensibles: aún sin ejecutar
Según afirmó el conseller, muchas de las obras diseñadas como respuesta preventiva a eventos climáticos extremos fueron planificadas hace años, pero apenas han comenzado o están paralizadas.
Entre los casos más notorios destacan:
- Proyectos de control de avenidas fluviales y desbordamientos en zonas críticas como Vega Baja.
- Infraestructuras para la gestión forestal y la prevención de incendios en parajes naturales de alto valor ecológico.
- Obras de contención y refuerzo en laderas con riesgo de deslizamiento o erosión acelerada.
Estas actuaciones fueron concebidas como elementos esenciales dentro del Plan de Adaptación al Cambio Climático y otras estrategias de protección del territorio, pero han quedado relegadas por una ineficaz gestión y falta de voluntad política, a juicio del actual equipo dirigente.
Impacto directo sobre municipios y ciudadanos
Los efectos de estos retrasos no son meramente administrativos. La paralización de las obras implica un riesgo real para la población, así como pérdidas económicas potenciales en sectores como la agricultura, el turismo rural o la ganadería.
Municipios como Orihuela, Dénia o Gandía siguen sufriendo episodios de inundaciones recurrentes por la falta de infraestructuras modernas de canalización y contención. Estas regiones llevan años exigiendo inversiones que mitiguen el impacto de lluvias torrenciales, cada vez más frecuentes en otoño y primavera.
Además, los parques y espacios naturales valencianos siguen sin contar con las adecuadas capas de protección antincendios, lo que expone miles de hectáreas al deterioro o destrucción con la llegada de las altas temperaturas estivales.
La falta de inversión afecta a la planificación del territorio
El mal estado de las infraestructuras también impide el adecuado desarrollo de políticas de urbanismo ambiental y ordenación de espacios metropolitanos. Los futuros planes urbanísticos requieren la seguridad de contar con elementos preventivos activos, sin los cuales se multiplican los costes de mantenimiento, se reducen los niveles de seguridad ciudadana y se entorpece la actividad económica.
Infraestructuras desactualizadas ante desafíos climáticos del siglo XXI
Una de las principales críticas del nuevo equipo en la Generalitat se refiere a la ausencia de procesos modernos de revisión y planificación de las obras estratégicas.
Román Ceballos explicó que muchas de las obras tienen diagnósticos obsoletos, presupuestos inadecuados o modelos de ejecución lentos e inadaptados a la situación actual. Las consecuencias del cambio climático se aceleran, pero muchas de las soluciones siguen operando con marcos técnicos y legales del pasado.
Necesidad de reactualizar mapas de riesgo y estudios hidráulicos
La Conselleria ha comenzado ahora una revisión exhaustiva de los principales planes directores de drenaje, incendios y protección territorial, pues se ha detectado que en muchos casos no se actualizan desde hace más de diez años.
- Los mapas de riesgo fluvial no tienen en cuenta los cambios en los patrones climáticos recientes.
- Las zonas de interfaz urbano-forestal han crecido sin una adecuada cobertura de prevención contra el fuego.
- Infraestructuras hidráulicas o de drenaje no contemplan las nuevas dinámicas hídricas provocadas por tormentas torrenciales.
Compromiso del actual gobierno con la ejecución inmediata
Desde la Conselleria, Ceballos ha declarado que el nuevo ejecutivo trabaja con urgencia para reimpulsar este conjunto de actuaciones paralizadas. La prioridad, aseguran, es recuperar tiempo perdido y dotar al territorio valenciano de una red moderna de infraestructuras preventivas.
Revisión de contratos y aumento del presupuesto
Entre las acciones que se están impulsando, destacan:
- La auditoría técnica de todos los proyectos pendientes o mal ejecutados.
- La negociación con empresas constructoras para reactivar contratos congelados.
- Aumentos presupuestarios específicos en los próximos Presupuestos de la Generalitat Valenciana para acometer estas obras como prioritarias.
Según fuentes de la conselleria, se están destinando más de 75 millones de euros solo en 2024 para abordar estas medidas, cubriendo obras de alto impacto tanto en zonas rurales como urbanas.
Un modelo de prevención multisectorial
La nueva estrategia impulsada por Infraestructuras pone el acento en una visión integral de la prevención territorial. No se trata solo de preparar zonas contra posibles inundaciones o incendios, sino de desarrollar un modelo multifuncional que relacione estabilidad, sostenibilidad y desarrollo económico.
Colaboración con universidades y centros tecnológicos
Otra de las innovaciones es impulsar la colaboración con estructuras de conocimiento para dotar de rigor técnico y científico las nuevas intervenciones. El plan contempla:
- Asesoramiento de la Universidad Politécnica de Valencia sobre ingeniería de puentes y contención.
- Estudios con la Universidad de Alicante sobre riesgos de erosión litoral y planificación costera.
- Convenios con centros tecnológicos para aplicar sistemas de sensores y Big Data en el seguimiento de laderas y cauces fluviales.
Este enfoque permitirá una mayor eficiencia en la inversión pública y reducirá la dependencia de soluciones ineficaces o desfasadas.
Críticas a la inacción del anterior mandato
Ceballos fue especialmente crítico con la anterior administración autonómica, acusándola de “dejar pasar el tiempo mientras aumentaban los riesgos”.
Según el conseller, durante la legislatura anterior no se llevó a cabo una planificación seria ni una ejecución efectiva de las inversiones prometidas. “Muchas obras fueron anunciadas varias veces pero nunca ejecutadas. Se presentaban como prioridad en ruedas de prensa, pero después se quedaban sin licitar”, aseguró.
Documentación incompleta y proyectos sin madurar
La falta de rigor administrativo también ha sido puesta sobre la mesa. Varias de las obras no cuentan siquiera con estudios técnicos completos, situación que retrasa aún más los tiempos de actuación. Desde la actual administración se apunta a la necesidad de reinstaurar una cultura de la planificación rigurosa, donde cada fase técnica esté bien definida antes de lanzarse públicamente.
El reto: garantizar seguridad y confianza
La Conselleria se ha marcado como objetivo reforzar la confianza en las instituciones, demostrando con hechos el compromiso con la seguridad ciudadana, el desarrollo sostenible y la modernización territorial.
Más de 1.200 actuaciones programadas hasta 2026
El nuevo plan incluye más de 1.200 obras e intervenciones críticas en todas las comarcas de la Comunidad Valenciana, con prioridad en zonas de riesgo alto o muy alto.
Algunas actuaciones destacadas incluyen:
- El canal de retención de avenidas en el Bajo Segura.
- La modernización de puentes e infraestructuras en la zona de la Marina Alta.
- Sistemas de bombeo automatizado para evacuación de agua en barrios urbanos históricamente inundables.
- Cinturones verdes y cortafuegos auto-mantenibles para zonas forestales adyacentes a núcleos poblados.
Conclusión: actuar hoy para prevenir mañana
La advertencia lanzada por Román Ceballos plantea un escenario claro: sin ejecución rápida y efectiva de las obras de prevención, la Comunidad Valenciana seguirá expuesta a los mismos riesgos ambientales que hace una década
